27
jan
2014

La escasa presencia del Gobierno español en el Foro de Davos ha despertado críticas entre los empresarios españoles que han acudido a la cita. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, canceló su participación en la cumbre y el titular de Economía, Luis de Guindos, habitual en estas reuniones, optó por viajar a Londres y Nueva York, con lo que no tuvieron oportunidad de exhibir sobre su gestión, como la caída de la prima de riesgo, y de que su presencia puede reforzar el tono positivo de los mercados hacia la economía española. El ministro de Industria, José Manuel Soria, resultó el único representante del Ejecutivo, pero su visita apenas duró cuatro horas y media e incluía poco más que un encuentro con la prensa y la intervención en un panel sobre el futuro de la política energética.

La cumbre de Davos es, básicamente, un elitista escenario dispuesto para las relaciones públicas y los negocios, por eso es tan importante la imagen que se traslada en esta reunión.La actitud española contrasta con el amplio despliegue exhibido por delegaciones como las de Japón, Brasil, México o Nigeria, que han tratado de seducir a los inversores con un gran despliegue de miembros del Gobierno y de multinacionales.

“Estoy convencido de que si Rajoy hubiera venido a Davos, hubiera llenado el auditorio principal del centro de congresos. Hay euforia con España y eso no se da muchas veces. Hemos perdido una oportunidad”, aseguraba el primer ejecutivo de una empresa española, muy activo desde hace años en las reuniones del foro. “El tono ha cambiado radicalmente respecto al año pasado, donde todavía se barruntaba la posibilidad de un rescate. Hoy todos te dan una palmada de aprobación en la espalda y te preguntan cómo están las cosas”, admite otro joven directivo.

De hecho, la subasta de deuda que se celebró la semana pasada, y que registró una sobredemanda de hasta 40.000 millones de euros, ha sido la comidilla de algunas de las reuniones que se celebraban, por invitación, fuera del centro de congresos. “Al menos en tres reuniones me han preguntado sorprendidos por los resultados de la subasta y la han valorado positivamente. Conocían los detalles mejor que yo”, reconocía en un receso Rosa María García, presidenta de Siemens España y novata en las reuniones de Davos.

Por eso, muchos de sus colegas españoles, que tampoco son legión en Davos, lamentan que ahora que hay tan buena sintonía de los inversores con España se desaproveche la oportunidad de explicar las medidas adoptadas por el Gobierno. “Lo que todos conocen, lamentablemente, es el dato del paro y, especialmente, el del paro juvenil. Lo sueltan de carrerilla. Incluso cuando conocen qué ha hecho el Gobierno, como en un panel en el que el consejero delegado de WPP, Martin Sorrell, valoraba positivamente la reforma laboral del Gobierno pero lamentaba que los jueces echaran por tierra algunas de las medidas de la reforma, no hay nadie para replicar del Gobierno. Es una pena”.

Otro directivo se lamenta que ningún Gobierno se haya tomado nunca en serio las oportunidades que ofrece Davos, como hacen los italianos o los franceses, por no hablar de los estadounidenses. “Ya no lo echamos de menos. Hemos tenido que aprender a sobrevivir sin ellos”, sostiene.

Los directivos han valorado la presencia del ministro de Industria, pese a que la cartera que dirige es una de las que tiene mayores tensiones con los inversores internacionales. “Al menos, ha venido a dar la cara”, decía uno de ellos.

Pero su participación fue corta. De hecho, algún empresario esperaba que el ministro terminara de atender a los medios de comunicación para poder acercarse al titular de Industria y plantearle sus problemas. Porque esa es la otra cara de lo que podría suponer la presencia de distintos miembros del Gobierno en Davos. “Nos hubiera venido fenomenal que hubiera venido el presidente del Gobierno porque seguro que con un café que tomara con el presidente de México [Enrique Peña Nieto] lograríamos destrabar un tema que tenemos pendiente”, decía uno de estos ejecutivos.

En muchas ocasiones son los propios empresarios los que tienen que dar la cara y explicar qué medidas se están tomando y trasladar un mensaje de confianza. De ahí que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, convocara recientemente a un grupo de empresas españolas a un almuerzo en el Ministerio para agradecerles específicamente su labor a favor de la economía española, según uno de los asistentes a la cita.

En los corrillos de Davos había necesidad de saber de primera mano cómo es la realidad económica española. Así, al menos, lo interpreta María Fanjul, consejera delegada de entradas.com y la única española menor de 30 años que forma parte del grupo de jóvenes líderes globales del Foro de Davos. “Todo el mundo se acerca y quiere saber cómo es la situación real de España y si la mejora es como apuntan las Bolsas y algunos datos o no”, recalca Fanjul.

“Esta es la primera crisis en la era de la hiperconectividad y al igual que la caída de España fue en picado, abrumada por una batería de malas noticias, la salida también lo está siendo, justificada o no. Por eso no hay que perder la oportunidad de comunicar”, concluía uno de los empresarios.

El Pais

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