La economía española, que este año debe crecer 3,1%, se ha convertido en una referencia para Brasil, según el ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy. El gigante sudamericano enfrenta uno de sus peores momentos económicos de las últimas décadas, con una recesión que puede llevar a una caída de un 1,5% del PIB este año, según el Fondo Monetario Internacional. “Sigo con mucho el ejemplo español desde hace más de 20 años, cuando trabajaba en el FMI”, ha afirmado Levy ante empresarios y ejecutivos españoles durante el desayuno informativo Infraestructuras, el estímulo de la economía brasileña, organizado por EL PAÍS en Madrid este lunes con el patrocinio de Telefónica, Santander e Iberdrola. “España ha tenido la determinación de recortar gastos y ajustar ingresos durante la crisis, y ahora crece”.
Levy ha repetido el mantra aplicado a los países en dificultades: primero hay que aguantar los costes del ajuste, para obtener después sus resultados. “En Brasil nos encontramos en esa fase”, ha afirmado el ministro, recién llegado de Bodrum (Turquía), donde ha participado de la reunión del G-20. “Hay que tener paciencia para cosechar los beneficios”. Y citó el caso de España: “Tiene la energía y la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para mantener la continuidad de un proceso de cambio económico que ha cambiado la vida de los españoles y ha llevado a una gran presencia de empresas españolas en todo el mundo”.
En junio, el Gobierno de Rousseff anunció un recorte del gasto público de 17.500 millones de euros, así como la subida de algunos impuestos y tarifas públicas, como la electricidad. También autorizó el reajuste de los precios de los carburantes, congelados desde hacía cerca de dos años. La impopularidad de las medidas, sumada al desgaste de la coalición de Gobierno encabezada por el Partido de los Trabajadores, involucrado en una trama de corrupción, ha generado una inestabilidad política que no se había visto en el país sudamericano desde 1993.
Pero la austeridad no es suficiente, ha afirmado el ministro Levy. “Es necesaria, pero no basta para resolver los problemas”. En esto el ministro también ha usado el caso español como ejemplo. “Hasta 2011, en España no se había tocado la cuestión bancaria”, ha recordado. “Hasta que no se miró de frente, la crisis no parecía tener fondo”.
Como parte de esa iniciativa para sortear la crisis, el pasado mes de junio la presidenta anunció un ambicioso plan de fomento a las inversiones en infraestructuras de transporte de más de 60.000 millones de euros. “Todos sabemos que Brasil tiene cuellos de botella en ese sector”, ha declarado Levy. “Con más infraestructuras, mejoramos la calidad de la economía”. Según él, el Gobierno se ha dedicado a mejorar las concesiones para facilitar las inversiones de empresas extranjeras.
Levy ha dicho confiar en que esta crisis puede ser una oportunidad para que, a largo plazo, las empresas consideren Brasil como un país maduro que ofrece seguridad a los inversores. “Las empresas españolas que están en Brasil saben que los países en general viven altibajos”, ha recordado. “Nosotros hemos ayudado a la economía española”, al ofrecer posibilidad a las empresas españolas cuando el mercado interno estaba lastrado por la recesión. En 2014, la inversión española directa en Brasil superó los 1.500 millones de euros, según la OCDE. Las mayores compañías del IBEX, como Santander, Telefónica, Mapfre o Iberdrola, están presentes en el mercado del país sudamericano.