En su primera declaración pública sobre la crisis en el Ministerio de Exteriores tras la fuga del senador boliviano Roger Pinto Molina a Brasil, la presidenta Dilma Rousseff criticó ayer al diplomático responsable por la operación y afirmó que el DOI-Codi y la Embajada de Brasil en La Paz son tan diferentes como el cielo y el infierno.
En una entrevista concedida a Folha, el diplomático Eduardo Saboia, que lideró la huida el pasado sábado, dijo que se sintió en la embajada brasileña de La Paz como un “carcelero del DOI-Codi”, el órgano de represión donde Rousseff estuvo detenida en la dictadura militar.
Antes de huir a Brasil, Molina pasó 452 días asilado en la embajada brasileña. Su salida se imposibilitó por la negativa del gobierno de Evo Morales de conceder un salvoconducto al senador, que responde por varios procesos (entre ellos de corrupción y homicidio) y que se declara víctima de una persecución política.
Saboia alegó cuestiones humanitarias y de salud y trajo a Molina hasta Brasil sin la autorización de Bolivia y sin avisar al ministro Antonio Patriota, que fue despedido por la presidenta el lunes. El embajador de Brasil en las Naciones Unidas, Luiz Alberto Figueiredo, que asume el cargo hoy, será el sustituto de Patriota.
Rousseff fue preguntada, tras la sesión en el Congreso, si pensaba extraditar al senador boliviano. En lugar de responder, Rousseff disparó: “Estuve en el DOI-Codi y sé lo que es. El DOI-Codi está tan lejos de la embajada brasileña en La Paz como lo está el cielo del infierno”.
La presidenta también criticó la actitud de Saboia al haber asumido los riesgos de traer al senador por tierra al país. En el trayecto, pasaron por varias barreras policiales. “La cuestión no es que no pasó nada, podría haber ocurrido. Un gobierno no negocia vidas. Un gobierno actúa para proteger la vida. No somos una excepción”, rebatió Rousseff, que afirmó que la Embajada brasileña en La Paz es “extremadamente confortable”.
Rousseff dijo también, refutando la afirmación de Saboia, que Brasil intentó “en varios momentos” negociar un salvoconducto con el país vecino.