La visita de obras que los responsables de la basílica de la Sagrada Familia de Antoni Gaudí organizan anualmente es tan esperada y genera tanta expectación como puede serlo la concesión de un premio de literatura o cine. Es el único día en el que se dan a conocer los avances logrados en el último año y las novedades a alcanzar en el próximo. La visita de ayer no defraudó. Celebrada a más de setenta metros de altura, en un nuevo espacio, la sala Crucero, situada en el punto donde se cruzan las dos naves de la iglesia y en lo que será la base de la Torre de Jesús, el punto que alcanzará más altura del edificio cuando esté terminado. Allí se llega tras cruzar la nave central atestada de turistas, subir en un futurista ascensor situado junto al ábside y ascender por una escalera gigante de caracol por la que divisa toda la ciudad.
El nuevo espacio es una especie de plaza pública escalonada rodeada de columnas situada en el interior de un cono invertido de hormigón que parece más una nave espacial que la parte de un edificio. Entre las novedades que explicó el arquitecto director Jordi Faulí, interrumpido por el sonido de las campanas, el hecho de que todo está preparado para que las seis torres que han de coronar el edificio comiencen a levantarse. No obstante, explicó, estos trabajos no podrán apreciarse hasta dentro de un par de años, en 2017. “Se están creando fuera del templo unas estructuras de piedra de seis metros de base por cinco de altura en forma de M, con tirantes de acero en su interior que las tensan y las hacen resistentes al viento. Cuando están terminadas se trasladarán a Barcelona y se montarán como un mecano”, explicó Faulí.
Con ellas se crearán las seis enormes torres: cuatro dedicadas a los Evangelistas de 135 metros de altura, la de la Virgen María, de 140 y la de Jesús, de 171 metros de altura, que superarán los 154 metros de la Torre Mapfre y el Hotel Arts y convertirán a este templo expiatorio en el más alto de la ciudad. Los nuevos pináculos se sumarán a las doce torres, de 100 metros cada una, de las fachadas del Nacimiento y de la Pasión, que representan a cada uno de los doce apóstoles. El peso total de las seis torres parabólicas generadas por paraboloides grandes será, según Faulí de “unas 23.000 toneladas”. Con toda esta simbología no es de extrañar que la Sagrada Familia haya sido calificada como un resumen en piedra de toda la fe cristiana.