08
set
2014

El secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, cree que España es “el mejor ejemplo de que las reformas pueden funcionar, pero no hay que aflojar”. Así lo señala en una entrevista concedida a EL PAÍS este lunes en Madrid con motivo de la presentación del informe bienal sobre España de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económicos (OCDE), que presenta hoy en Madrid.

El Gobierno de Mariano Rajoy ha dado a entender que la etapa de las reformas y de los recortes de gastos ha quedado atrás, y desde la OCDE, Gurría advierte cierta “fatiga de reformas”, pero pide al Gobierno español que no baje la guardia: “Las reformas nunca terminan, nunca se dejan de hacer y lo más importante es reformar las reformas, porque nunca salen bien a la primera. A los países que lo admiten, es a los que les va mejor. Siempre hacen falta ajustes”.

Eso es más cierto que nunca ahora en que la política monetaria ha agotado la mayor parte de su margen y la política fiscal tampoco parece una opción para impulsar el crecimiento, dado que España está muy endeudada y con un alto déficit público, explica el secretario general de la OCDE.

Gurría cree, además, que ha pasado la época en que era mejor no reformar para evitar herir susceptibilidades, molestar a sectores y perder popularidad. “Se usan muchas razones como pretextos para no reformar. Son pretextos viejos. Hoy hay sanción política y electoral a no hacer nada. La no acción tiene un coste tan alto y es tan negativa que ya no se premia a quienes no estén procurando el cambio”, señala Gurría.

Con respecto a las reformas acometidas, el máximo responsable de la OCDE cree que “independientemente del color y el sabor del partido en el poder, eran reformas absolutamente necesarias, en especial la laboral, porque hubo 15 años en que los sueldos crecían más que la productividad y eso provoco una pérdida de competitividad”. “Había que ajustarlo, es aritmética. Ya se hizo. Faltan cosas en el mercado laboral, pero ya son derivadas. Faltan sobre todo temas de destrezas, habilidades, competencias, de políticas activas de empleo”, añade.
Cambio de modelo productivo

Sin embargo, cree que no hay que seguir por la senda de la devaluación interna vía recorte de salarios, como señaló el organismo en un informe reciente. “España ya ha hecho al ajuste salarial para recuperar la competitividad. El salto del déficit por cuenta corriente del 10% de déficit a un superávit del 1% ha sido enorme y refleja la mejora de productividad”, indica Gurría. Ahora, el reto es el “cambio de modelo productivo, que tiene enorme complejidad y dificultad”. La OCDE cree que para España es vital mejorar la educación, tender puentes entre la universidad y el sistema productivo y evolucionar hacia manufacturas y servicios de alto contenido tecnológico, explica.

Gurría cree que la reforma de los impuestos también pude contribuir más al crecimiento. Aunque le parecen bien las medidas que ha propuesto el Gobierno, cree que “hay que hacer más” y se muestra más de acuerdo con las propuestas de la Comisión de Expertos que con el proyecto de reforma fiscal del Gobierno.

“La creación de la comisión de expertos fue un acierto, ha generado una serie de recomendaciones con sentido. Lo que está pasando en el mundo es que se va hacia menos impuestos a las empresas y menos impuestos al trabajo, tanto al trabajador como a las cotizaciones. Y eso se compensa con más impuestos al consumo, a la propiedad de bienes inmuebles y a las emisiones de carbono. Está sucediendo en todas partes a diferentes velocidades. Cuando uno está hablando de ser competitivo, hay que ver lo que está pasando en el resto del mundo”, explica Gurría, partidario de una rebaja de las cotizaciones sociales y de una subida del IVA y los impuestos especiales.
Lucha contra la corrupción

Gurría también muestra su preocupación por la corrupción: “Es un cáncer que afecta a todos los países. Nadie tiene el monopolio ni nadie está libre. pero hay lugares que tienen tolerancia cero y otros que la admiten hasta cierto grado, con tal de que el gobernante tenga buenos resultados con su gestión. Eso está cambiando, cada vez hay menos tolerancia. Lo importante es que haya sistemas que permitan identificar la corrupción. Que haya voluntad política de luchar contra ella, concienciación de la sociedad, castigos ejemplares a la corrupción y técnicas de prevención con mejores controles”, indica.

El Pais

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