Los alumnos inmigrantes en España han demostrado en el último informe PISA, en el que se enfrentaban a la resolución de problemas cotidianos como programar un trayecto en una ciudad desconocida, que se desenvuelven en este tipo de pruebas mejor que los españoles de su mismo nivel académico. Les han sacado 17 puntos. Su resultado en resolución de problemas es acorde con las calificaciones que alcanzan en las pruebas tradicionales de PISA, de matemáticas, ciencia y lectura. El rendimiento de los españoles está, sin embargo, 20 puntos por debajo de lo que cabría esperar por sus notas en las pruebas tradicionales.
Los analistas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) infieren de ello que las escuelas españolas están desaprovechando el potencial académico de los alumnos extranjeros. “El sistema español no está logrando explotar las aptitudes de los inmigrantes. Que obtengan mejores resultados en resolución de problemas que los españoles con notas similares en las pruebas tradicionales indica que tienen un potencial que el sistema no logra que desarrollen”, asegura el analista de la OCDE Pablo Zoido.
El especialista explica por teléfono desde París que los extranjeros “también puntúan por debajo de su potencial en las materias curriculares”, pero además “son particularmente buenos en resolución de problemas”. Su interpretación tiene que ver con la “experiencia personal” de estos chicos. “Por lo que han vivido pueden estar más abiertos a enfrentarse a situaciones novedosas, a arriesgarse o a tomar más la iniciativa”.
Laura Espinosa, jefa de estudios de un instituto público de Vallecas (Madrid) con casi un 60% de alumnado inmigrante en educación secundaria, lo comprueba en el día a día. “Son más independientes que los de aquí, se van solos a casa, se hacen la comida, cuidan de los hermanos pequeños…”, explica.
En términos absolutos, los inmigrantes sacan menos puntuación en PISA que los españoles. Pero al resolver problemas prácticos, esas diferencias son mucho menores (39 puntos) que las registradas en matemáticas (donde les separan 57 puntos), comprensión lectora (53) y ciencias (52). Jaime Rivière, profesor de Sociología de la Universidad de Salamanca, incide en la idea del analista de la OCDE: “Cuando no se miden directamente resultados escolares, en los cuales los estudiantes inmigrantes tienen desventaja, se está haciendo una comparación más justa entre ellos”, razona. O lo que es lo mismo, cuando se eliminan las barreras, los chicos revelan toda su capacidad.
Lo explica el caso de Long Xi. Tiene 14 años y es de origen chino. Estudia en un instituto público de Madrid y se expresa en castellano con algo de dificultad. Él mismo reconoce: “A veces suspendo los exámenes porque no entiendo las palabras”, cuenta. Sus problemas con el idioma no le impiden haber sacado “más de un ocho” en los últimos exámenes de matemáticas, donde sus profesores destacan sus altas capacidades, pero sí pueden estar detrás de que haya suspendido ciencias o tecnología. “Las barreras para el rendimiento en la escuela son mayores para los inmigrantes que para los no inmigrantes”, indica Zoido.
El idioma es una de ellas, pero no es la única. “También es el desfase académico”, alerta Isabel Rodríguez, profesora de matemáticas en un instituto de San Fernando de Henares (Madrid). Ella misma lo nota en sus clases, donde es menos necesario dominar el castellano. “Les sucede a los marroquíes, a los ecuatorianos, que sí saben español, pero vienen con mucho desfase y sus familias no pueden permitirse apoyos extraescolares”. A la escuela pública le faltan recursos para atender sus necesidades, dicen los docentes. En las aulas españolas hay 755.156 alumnos inmigrantes, y ocho de cada diez están en la educación pública. En España, el 10% de los estudiantes evaluados en PISA era de origen extranjero, una proporción próxima a la media de la UE (9,4%) e inferior a la media de la OCDE (11,4%). “En el aula es muy difícil superar esos problemas”, se queja la profesora de matemáticas. Y la situación se ha agravado tras los recortes. “En mi centro teníamos antes dos profesores de compensatoria para alumnos de entorno familiar desfavorable, de los cuales muchos son inmigrantes. Ya era poco, pero ahora es que no tenemos ninguno”, se lamenta.
“El cambio en el sistema de escolarización influye en los resultados”, apunta Francisco Javier García Castaño, del Instituto de Migraciones de la Universidad de Granada. “Lo vemos en PISA cuando nos muestra, por ejemplo, que los escolares procedentes de Turquía tienen resultados muy dispares según estén escolarizados en un país u otro”, señala. “Esto se puede atribuir a la capacidad que tiene el sistema educativo de cada uno de los países para atender la diversidad que aportan este tipo de escolares”.
En la OCDE ponen de manifiesto que si España aprovechara el potencial de este alumnado, es probable que mejoraran los resultados en la evaluación en PISA. Porque los extranjeros, y es algo que no ocurre en todos los países, aquí perjudican la media. Hasta en resolución de problemas, donde se desenvuelven mejor, los inmigrantes sacaron 443 puntos, frente a los 482 que obtuvieron los españoles. España consiguió una puntuación general de 477 puntos, frente a los 500 de media de la OCDE.
“En otros países, como Inglaterra o Canadá, se han realizado esfuerzos importantes por reducir las barreras al aprendizaje de los inmigrantes, como la lengua”, destaca Pablo Zoido. Le han dado la vuelta a la tortilla. “El resultado es que han logrado eliminar las diferencias académicas entre unos y otros”.