12
mar
2014

La reedición del ensayo El Greco y Toledo (RBA), de Gregorio Marañón (Madrid, 1887-1960), después de 58 años, se enmarca dentro de los actos commemorativos del IV Centenario del Greco que se celebran en 2014. En esta edición se han mantenido los deseos del autor de que las ilustraciones no solapasen el pensamiento y por ello van en blanco y negro. Marañón sostenía que “el exceso de ilustraciones en un trabajo de estudio atrofia la imaginación de la humanidad”.

Entre los recuerdos que en este años se dedican al pintor, está la exposición que se inaugurará en septiembre El Greco: Arte y oficio. Leticia Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española del Renacimiento del Museo Nacional del Prado, y responsable de ella, durante la presentación de El Greco y Toledo se ha referido al talante intelectual del autor. La exposición que comisionará llevará a Toledo obras que nunca se han expuesto en España. Entre ellas varias viajarán de colecciones particulares desde Reino Unido, Estados Unidos y México. La responsable de estre trabajo expositivo ha asegurado que la muestra reunirá, por vez primera, todas las pinturas que se conservan del Apostolado de Almadrones, dispersas tras la Guerra Civil, junto a la serie completa del Apostolado del marqués de San Feliz. “Será una oportunidad única de contemplar cuatro de los Apostolados más interesantes del Greco en la misma ciudad”.

En palabras de Leticia Ruiz, “Gregorio Marañón fundó un vínculo con la Generación del 98 en la que se reivindicaba Toledo como quintaesencia de lo español. Su ensayo plantea revisar nuestro conocimiento y ofrece una mirada contemporánea sobre El Greco”. El ensayo El Greco y Toledo se publicó medio siglo después de que se celebrase el III Centenario del Greco y el intelectual Marañón demostró que el pintor entiende Toledo como su destino “una fuerza misteriosa le impulsa llegar hasta esa ciudad, único lugar en que tiene cabida su pintura”.

El artista mantiene una buena relación en ese enclave con los eruditos, poetas e intelectuales pero muy alejada de los artesanos. “Su arte tiene mucho de desarrollo intelectual, muy vinculado a Venecia e Italia. Conforme va pasando el tiempo en Toledo se puede contemplar esa visión de la locura cercana al misticismo del artista. Del Greco lo podemos saber todo a través de su obra”, puntualiza Ruiz.

El Pais

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