Aprovecha la fruta madura para hacer un pastel de plátano, el pan duro para unas migas con carne, que cunda el pescado y el marisco en un brazo de gitano salado o de la vuelta a las sobras de una tortilla rellenando calabacines. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente inauguró ayer la Semana de la Reducción de Desperdicios, una iniciativa que se incluye en la estrategia para reducir la cantidad de alimentos que acaban en la basura, y que se prolongará hasta el 10 de noviembre con toda una batería de actuaciones.
La campaña de promoción e información está dirigida a la restauración, escuela de hostelería, consumidores y colegios. El Gobierno trata de cumplir un imperativo de la Unión Europea, que exige que se reduzcan hasta en un 50% los alimentos desechados antes de 2020. España es el sexto país de Europa que más comida desperdicia, con 7,7 millones de toneladas, según datos de 2010. El líder es Alemania (10,3 toneladas), Holanda (9,4), Francia (9), Polonia (8,9), e Italia (8,8).
Entre los materiales informativos y didácticos que se han preparado hay consejos y recetas que ayudan a reutilizar los alimentos, folletos de buenas prácticas, audiovisuales con un decálogo de consejos disponibles en la web del Ministerio, recetarios y otros materiales, como bolsas para llevar la comida sobrante de los restaurantes. Entre los numerosos consejos, que van más allá de meterse a la cocina y aprovecharlo todo, también se incluye optar por medio menú, si el comensal sabe que no podrá con los dos platos que le ofrecen en el restaurante, llevar su comida en una tartera reutilizable, o todo un clásico para no cargar el carro del supermercado, ir a comprar comida con el estómago lleno.
El ministerio está realizando diversos estudios con los agentes de la cadena alimentaria para tratar de conocer con más detalle el desperdicio alimentario, como es la cantidad total de desperdicio, dónde y cómo se produce. Tres de estos trabajos estarán listos para finales de año, según avanzó ayer el ministro Miguel Arias Cañete.
Se está elaborando también una guía de buenas prácticas y se revisarán aspectos normativos que puedan impedir la reducción, reutilización o valoración de los alimentos desechados, sobre todo los que tienen que ver con el aspecto exterior.
El Parlamento Europeo relaciona estas pérdidas alimentarias con malos hábitos de compra, consumo y gestión de los alimentos. Según datos de la Comisión, en Europa se desperdician una media de 179 kilos de alimentos por habitante, es decir, entre un 30% y un 50% de los alimentos sanos y comestibles.