12
nov
2014

Cuesta creer que los muebles modernistas, las grandes sillas, los más pesados sofás, mesas, chimeneas y hasta vidrieras, se movieran de un palacio a otro, como si se tratara de una mudanza cualquiera de muebles de Ikea. Pues era así. Prueba de ello es la exposición Palau Güell. Miradas al Mobiliario que se ha abierto en la que fue una de las residencias de la familia Güell, en el Palau Güell. En ella se podrá contemplar la famosa chaise longue que diseñó Antoni Gaudí para las estancias matrimoniales del palacio, que construyó el arquitecto en entre 1886 y 1890 junto a la Rambla barcelonesa. Aunque solo durante dos meses, el tiempo que ha sido cedida por la familia Güell para que forme parte— junto con una de las sillas de gatos y ratones— de la exposición temporal, La decoración de los Güell.

La otra exposición, la permanente, Los decorados del modernismo, reúne varias piezas de mobiliario modernista que en algún momento de la historia estuvieron en el Palau Güell, especialmente durante los años en los que la familia vivió en él: desde 1890 a 1930. Son una colección de obras de los principales ebanistas y decoradores catalanes de finales del siglo XIX y los primeros años del pasado, como Francesc Vidal, Gaspar Homar, Alexandre de Riquer i Joan Busquets.

Josep Casamartina, comisario de la exposición y crítico de arte del diario EL PAÍS, apunta que parte del mobiliario que ahora se puede contemplar en el Palau Güell no se encargó para ese edificio, sino que formó parte de la decoración de otras propiedades de la familia, como del Palau Fonollar, de la calle de Portaferrisa. “Fue la residencia de la familia pero la acabaron perdiendo por la demanda del inquilino que ejerció el derecho de tanteo. Fue entonces cuando el conde encargó a Gaudí el actual Palau Güell y vidrieras, chimeneas y muebles que habían decorado el Palau Fonollar fueron trasladados al Palau Güell”, añade.

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