15
dez
2014

Cada cierto tiempo, las tormentas solares amenazan a la Tierra sin que la mayoría de la población sea muy consciente de ello. Las más potentes liberan tanta energía como 10.000 millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Estos estallidos de radiación y perturbaciones geomagnéticas afectan a los sistemas eléctricos y los satélites y pueden dejar regiones enteras sin luz, radio, GPS y otras tecnologías de las que cada vez somos más dependientes. Poder advertir de la llegada de estas tormentas y calcular su impacto es uno de los objetivos de los incipientes servicios de meteorología espacial que están poniendo en marcha algunos países. Hoy comienza a funcionar de forma oficial el primero en español. Se trata del Servicio Nacional de Meteorología Espacial (SeNMEs), que ofrecerá informes diarios y alertas en caso de eventos extremos relacionados con la actividad solar.

Hasta hace poco, la mayoría de las predicciones eran a nivel planetario. Pero igual que el tiempo atmosférico, los efectos de una tormenta solar varían localmente y lo que puede ser un día espléndido para Washington puede no serlo para Madrid. El servicio que se estrena hoy será el primero que aporte datos válidos sobre los impactos de la actividad solar para toda España.

El SeNMEs nace con la intención de ser un primer paso hacia la elaboración de una estrategia estatal en caso de tormentas solares intensas. “En España, la meteorología espacial no es tan intensa como en otros países, pero el día en que sí haya un evento serio puede haber muchos problemas por falta de preparación, como ya nos pasa con las tormentas de nieve y otros cambios de tiempo bruscos”, explica Consuelo Cid, investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares y científica principal del SeNMEs. Por el momento, recuerda, no hay ningún protocolo de actuación en España ante estos eventos. Otros países como Bélgica o Reino Unido, que inauguró recientemente su servicio de meteorología espacial, sí lo tienen. Uno de los objetivos del nuevo servicio es sumarse a la red internacional de 15 observatorios regionales de tiempo espacial existentes hasta el momento. “El nuestro es el primero en español”, detalla Cid.

El SeNMEs tiene cuatro grandes indicadores. Los dos primeros muestran el riesgo de apagones de radio y la llegada de partículas solares en cada momento usando datos en tiempo real de la Agencia Nacional Atmosférica de EEUU. Los otros dos muestran la actividad de tormentas geomagnéticas y el riesgo de corrientes inducidas en España. Potencialmente todo lo que funciona con electricidad puede verse afectado por estos cambios de tiempo, desde el tendido eléctrico a las señalizaciones ferroviarias pasando por los oleoductos y los gasoductos, señala Cid.
La mayor tormenta conocida

Por eso, las aplicaciones del nuevo servicio son especialmente interesantes para empresas eléctricas, compañías aéreas y de comunicaciones, aunque los efectos del tiempo solar puedan afectar a todos los ciudadanos. “Es evidente que si el GPS no te funciona durante un rato no tiene importancia pero imagina que de repente se va la imagen justo antes de gol en una final del Mundial, que dejan de funcionar los cajeros automáticos o que el sistema se cuelga justo cuanto estás haciendo una transferencia bancaria y se acaba perdiendo”, comenta Cid.

La mayor tormenta solar registrada hasta el momento sucedió en 1859. Tumbó el telégrafo en zonas de EEUU y Reino Unido y provocó auroras boreales en lugares tan atípicos como las Islas Canarias o Cuba. Los efectos de una tormenta de esta magnitud en el mundo actual podrían causar daños por unos dos billones de dólares, o 20 veces más que el huracán Katrina, según la Academia Nacional de Ciencias de EEUU. En 2012, una tormenta de dimensiones similares estuvo a punto de impactar en la Tierra. Lo sabemos ahora, pero si hubiera venido directa hacia el planeta no podríamos haber hecho mucho para evitarla.

La meteorología espacial es aún una ciencia incipiente y los satélites actuales que sirven de centinelas ante las inclemencias del Sol solo permiten avisar con un margen pequeño de tiempo. En caso de que una tormenta muy severa viniese directa a España, el servicio nacional podría avisar con unos 30 minutos de antelación, señala Cid. Muchos de los daños serían inevitables, reconoce, de lo que se trata es de tener sistemas que permitan saber cuántos de esos daños sí se podrían esquivar gracias al tipo de observaciones que están disponibles desde hoy.

El sistema nace justo cuando puede ser más necesario. El Sol sigue ciclos de actividad de 11 años. En la actualidad está en máximo descendiente. “Aunque las tormentas pueden suceder en cualquier punto del periodo, este es el momento en el que se han producido las tormentas más importantes de las que tenemos constancia”, detalla Cid. Aunque los efectos de una tormenta pueden golpear en cualquier momento, Cid señala que, en España, el mayor peligro está en las horas cercanas al mediodía. Son algunas de las pocas cosas que su equipo ha ido averiguando a lo largo de años de estudio del tiempo espacial. “Los meteorólogos nos llevan muchas décadas de ventaja y aún así se equivocan, nosotros solo llevamos 10 años así que aún nos hace falta mucho trabajo”, concluye.

El Pais

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