28
ago
2013

Cuando, hace justo 50 años, Martin Luther King pronunció en las escaleras del monumento a Lincoln su discurso ‘I have a dream’, probablemente no imaginaba que cinco décadas después el primer presidente negro de Estados Unidos estaría en el mismo lugar conmemorando su aclamada alocución a favor de la igualdad de derechos y oportunidades. Este miércoles, Barack Obama cerrará el homenaje a la histórica marcha de 1963 con otro discurso del que apenas ha transcendido su contenido pero del que, inevitablemente, se buscarán paralelismos y diferencias con aquél.

Obama siempre ha destacado la influencia de King en su vida y su deuda con todos aquellos que se sacrificaron por el movimiento a favor de los derechos civiles. Cuando llegó a la Casa Blanca, mandó colocar un busto del reverendo en el despacho Oval y, el pasado mes de febrero, juró su cargo como presidente sobre una de las Biblias que le perteneció. Desde que llegó a la presidencia, Obama ha hablado o escrito sobre King en múltiples ocasiones, la referencia a sus palabras en varios discursos importantes de su carrera política, como el de la inauguración en la convención Demócrata de 2004 o el que ofreció en Selma (Alabama), en 2007, cuando era candidato, en conmemoración del Domingo Sangriento de 1965.

El presidente, no obstante, ha tratado de distanciarse del discurso de King de hace 50 años. “La mejor manera de honrarlo es no tratando de ofrecer otro similar, lo que hay que hacer es recordar a la gente que todavía queda trabajo por hacer, que hay que trabajar día a día para asegurarnos de que nuestra sociedad es más igual y justa”, reconoció Obama durante una entrevista radiofónica que se emitió el martes. Su principal asesora y amiga íntima, Valerie Jarret, ahondó en las diferencias que separan al reverendo del presidente. “King fue un pastor, un líder de los derechos civiles. Obama siempre dice que descansa sobre sus hombros, pero él considera que su responsabilidad es la de recoger ese testigo, no como otro líder de los derechos civiles, sino como el presidente de EE UU”, aseguró en un artículo de la revista Time.

El mandatario, sin embargo, se ha mostrado reticente a tratar de manera abierta el tema racial, algo por lo que ha sido criticado desde la comunidad afroamericana. Una importante excepción fue este verano, cuando apareció por sorpresa en la rueda de prensa de la Casa Blanca para criticar el veredicto que absolvió a George Zimmerman, un vigilante voluntario de Florida, de la muerte del joven negro Trayvon Martin, que se ha convertido en el nuevo símbolo de la lucha por los derechos civiles de la nueva generación. Obama siempre se ha advertido contra el peligro de la complacencia de los afroamericanos en responsabilizar de su situación únicamente al “legado de discriminación”.

50 años después, la sociedad de EE UU es la de Obama, el primer presidente negro, pero también es el de Trayvon Martin, un recuerdo para muchos de que las cosas no han cambiado tanto en medio siglo. Algo sobre lo que el presidente ha alertado en varias ocasiones, reiterando que el sueño de King todavía no se ha hecho realidad. La última vez hace unos días en un acto en la universidad de Binghamton, en Nueva York, donde recordó que, además de su trasfondo racial, la de 1963 fue una marcha por el empleo y la justicia, dos ámbitos en los que, sostuvo, aún quedaba mucho por hacer. “Cuando se refiere a la economía, a la desigualdad, al desarrollo urbano, no hemos progresado al mismo ritmo que en el caso de los derechos civiles”, recalcó el presidente hace unos días en un acto en la universidad de Binghamton en Nueva York. En más de una ocasión. Obama ha recordado que la de1963, además de su claro trasfondo racial, fue una marcha por el empleo y la justicia

La tasa de paro entre la población afroamericana -mayor que hace 50 años-, las reformas restrictivas sobre la legislación del derecho de voto en varios Estados tras la decisión del Tribunal Supremo de suprimir las competencias federales para vetar cambios legislativos sobre el derecho al sufragio en Estados con tradición segregacionista, recuerdan que el riesgo de discriminación de la comunidad afroamericana no ha desaparecido.

Sólo uno de cada cuatro afroamericanos cree que la situación de la población negra en EE UU ha mejorado durante la presidencia de Obama y uno de cada cinco cree que ha empeorado, según la última encuesta del Centro Pew.

En su segunda legislatura, el presiente parece más predispuesto a abordar la situación de desigualdad de las minorías. En su discurso sobre el estado de la Unión, defendió la necesidad de subir el salario mínimo, de otorgar más fondos a la educación preescolar y de extender la ayuda federal a las universidades de mayoría negra. El Departamento de Justicia ha anunciado un cambio en la persecución de las faltas y delitos menores de posesión de drogas -cuyos procesados son afroamericanos en una desproporcionada mayoría- y la interposición de una demanda contra la reforma de la ley de derecho a voto de Texas.

El Pais

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