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jan
2014

Jorge Mateu es el director del hotel Princesa Sofía de Barcelona. Con 500 habitaciones es el establecimiento más grande de la ciudad. Llenarlo es todo un reto. Y en 2013 lo consiguieron con más holgura que en años anteriores. Situado en la zona alta, es un habitual para el alojamiento de las ferias y congresos. “Pero hemos visto crecer mucho el segmento del turismo de ocio”, señala Mateu, que lleva 40 años dedicados al sector hotelero.

Por nacionalidades, este hotel ejemplifica bien a la clientela del sector español: los más habituales son ingleses, franceses y alemanes. “Los rusos también han crecido. Ellos suelen alojarse en las plantas de alto standing”, señala este director. Los precios, apunta, los subieron el año pasado, y aun así, la demanda ha respondido bien. “Fue un buen año”, resume. Y es que el turismo no solo aguanta el tirón de la crisis, sino que está cosechando récords: en 2013 llegaron a España cerca de 60 millones de visitantes extranjeros. Más que nunca.

El hito histórico de los más de 60 millones de turistas lleva cociéndose todo el año y en noviembre, con 57,6 millones de turistas internacionales, ya se habían sobrepasado las cifras de todo el año anterior. Diciembre, dicen las patronales y los hoteleros, ha seguido la senda creciente, especialmente en Canarias y Cataluña. Exceltur, asociación de grandes de las empresas turísticas españolas, calcula que el año acabó con 60,4 millones de llegadas foráneas.

Y este lobby, poco dado a triunfalismos, cree que 2014 será todavía mejor. Además, no solo ha mejorado la cantidad: también la calidad, en cuanto a ingresos se refiere. Entre enero y noviembre los turistas se dejaron en España 55.896 millones, más que nunca también.

Pese a que las estadísticas son un baño de optimismo, el récord es agridulce en muchas partes de España. Es un récord de sol y playa. El norte y las comunidades de interior, así como muchos alojamientos de turismo rural más dependientes del mercado doméstico, languidecen. Y el empleo avanza muy despacio pese a las llegadas masivas de extranjeros.

“Desde un punto de vista macroeconómico, todo es bueno. Pero si bajas al detalle, ahí llegan las enormes diferencias. La clave es el cliente: lo que va mal es porque depende del turista de interior, que no remonta”, explica Ricard Santomà, director de la escuela de Turismo Sant-Ignasi, vinculada a la Universitat Ramon Llull. Madrid es un ejemplo: esta comunidad ha perdido más del 7% de sus visitas.

“Mientras, en Canarias se ha vivido un año espectacular, sobre todo la segunda mitad del año”, confirma Raúl Hernández, director de la Cátedra de Turismo de la Universidad de La Laguna. La subida de llegadas, apunta, está claramente vinculada a los problemas de inestabilidad en Egipto. “Así que el récord, en realidad, es un poco artificial”, aclara.

Según Exceltur, España ha recibido cerca de tres millones más de turistas en 2013. Y Egipto perdió 2,5 millones. Las grandes instalaciones turísticas del mar Rojo son grandes competidoras de los complejos costeros españoles. Y muchos touroperadores desviaron este tráfico hacia Canarias, porque el clima es imbatible.

“La cuestión es que esta situación ha generado un récord coyuntural. Y deberíamos lograr un crecimiento estructural, sólido”, advierte Hernández. El problema a medio plazo, dice, es que hay un enorme déficit de inversión en la renovación hotelera. “Con establecimientos viejos no se puede competir en el tiempo”, avisa este experto. Las plantillas también siguen al mínimo, y eso puede repercutir en la calidad de los servicios. Pero si los turistas no faltan, los empresarios no piensan en hacer cambios. La falta de liquidez, recuerda Hernández, hace que incluso los que desean hacer reformas no puedan. De ahí que Exceltur lleve años exigiendo incentivos.

“Las nuevas tecnologías hacen que los turistas se hayan acostumbrado a comparar precios, a evitar intermediarios en muchos casos. Pero también han generado clientes más exigentes”, apunta Jorge Carulla, director general para España y Francia de Travel Zoo, web especializada en ofertas de viajes. Lo que esta crisis ha demostrado es que el sol playa no es un modelo agotado. Los ingleses y los alemanes siguen haciendo las maletas en busca de arenas cálidas. “En 2007 hablar de potenciar el sol y playa era como mentar a un ogro. Sonaba desfasado. Por suerte, no lo dejamos, ni lo debemos dejar. Es nuestro punto fuerte. Pero sí es necesario diversificar”, recomienda Santomà.

“Habría que cambiar el concepto: del sol-playa a costa-ocio. Los turistas no son como hace 25 años. No vienen solo a tostarse. Exigen buenas infraestructuras y una oferta complementaria. Y ahí tenemos un déficit”, opina Hernández, de la Universidad de La Laguna. El 70% del gasto de los turistas internacionales en Canarias, calcula, lo hacen en origen. Es decir: lo desembolsan ante los touroperadores. Luego, en destino, dejan la cartera guardada.

El Pais

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