29
nov
2013

Todavía no tienen nombre, pero en la capital ya se ha corrido el rumor: la próxima primavera Madrid estrena sistema de bicicleta pública. Pero eso no es lo más interesante. La verdadera noticia es que este servicio contará con velocípedos eléctricos. A pesar del evidente retraso con respecto a las políticas de movilidad —Alberto Ruiz-Gallardón lanzó la propuesta en 2010—, la ciudad quiere entrar en el mundo de las dos ruedas por la puerta grande. Y, de paso, convertirse en pionera. Madrid será la primera gran capital europea con ebicis dentro de su red de transporte. La sorpresa se debe a la propuesta de la empresa adjudicataria, la navarra Bonopark, que gestiona un servicio similar en San Sebastián. Un prototipo de estos velocípedos está en la capital: a pedales eléctricos en la futura bicicleta pública madrileña.

La gente no puede evitar mirarla. En los semáforos, alguno se atreve a preguntar con curiosidad: “¿En qué vas montado?”. De envergadura media, formas estilizadas y unos 22 kilos de peso, el ancho manillar negro es lo que primero llama la atención de esta bicicleta. “Vamos a realizar algunos cambios por petición del Ayuntamiento”, anuncia Miguel Vital, director general de Bonopark, empresa que firmó el contrato de adjudicación del servicio el pasado 4 de noviembre y creadora de los velocípedos. “La rueda será algo más grande, de 26 pulgadas, los frenos, de tambor, y tendrá más diseño”, cuenta el empresario de Pamplona.

El prototipo, en un parking del Ayuntamiento, está siendo probado por varios técnicos de movilidad. Tras los cambios que le sugieran, Bonopark tendrá seis meses para producir 1.560 bicicletas y 3.120 anclajes para los 120 puestos que aparecerán en el centro de la ciudad, dentro de la M-30.“Queremos acercarnos a los valores de las ciudades europeas en lo referente a la movilidad ciclista. Tanto por la implantación de un servicio de bicicleta pública como por el tirón que esta tiene sobre el uso de la bici en general”, cuenta Elisa Barahona, directora general de Sostenibilidad del Área de Medioambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.

“En todas las ciudades en las que se ha implantado [la bici pública], la presencia de bicicletas privadas se ha visto multiplicada”, añade. La capital tiene ganas de bicicleta. Aunque actualmente solo uno de cada 100 viajes que se realizan en la ciudad es a pedales, como reflejan los datos del Consistorio, el año pasado se vivió un aumento de un 27% de este tipo de desplazamientos.El Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid se aprobó en 2008. Desde entonces se han construido 283 kilómetros de infraestructura bicifriendly en la ciudad, entre carriles bici, ciclocarriles, aceras bici y ciclocalles. Casi dos tercios de estas intervenciones no han tenido un efecto directo en la movilidad. Una realidad que muchos ciclistas usaban para describir como “política cosmética” las propuestas del Ayuntamiento.

Ahora, sin embargo, reconocen un cambio de actitud. “La bici pública aportará una mayor visibilidad a la bicicleta en Madrid, pero habría que incluir otras medidas como disuadir del uso del coche y reducir las velocidades”, reivindica Juan Merallo, coordinador de ConBici, organización que, desde hace más de 10 años, representa a las asociaciones ciclistas de toda España.

Además del servicio público de alquiler, Movilidad ha incorporado señalización ciclista en la ciudad, ha inaugurado un ciclocarril que circunvala el centro, la denominada M-10, y planifica 70 nuevos kilómetros de infraestructura ciclista en los distritos más céntricos para 2014. Su objetivo: que la bici alcance, en 2016, un 3% de los desplazamientos diarios. En Sevilla se encuentra en el entorno del 6%; Copenhague supera el 40%.La bicicleta eléctrica no posee ningún tipo de acelerador. Sí que tiene incorporado un motor, que ayuda al pedaleo. Antes de sentarse en el sillín, el usuario establece el nivel de resistencia que el ciclista desea aguantar: bajo, medio o alto. Cuando el sistema percibe dureza en la pedalada, se activa y se disfruta de un empuje. Siempre hay que dar pedales y si se superan los 20 kilómetros por hora deja de ayudar.

“El Ayuntamiento no contemplaba la opción eléctrica; no figuraba ni entre las condiciones de licitación ni entre los criterios de valoración. No obstante, nos parece una buena idea”, aclara Joaquín Jiménez, director general de Movilidad. Las razones: facilita la circulación aumentando la velocidad en el delicado momento en el que el semáforo se pone verde; reduce la diferencia de velocidad con el tráfico motorizado en las cuestas y amortigua las necesidades de redistribución de las bicicletas.

Este último, un problema típico de los sistemas públicos ya que las bicicletas se acaban concentrando en las estaciones que están en las zonas bajas de la ciudad mientras que se producen carencias en los barrios más altos.“Bonita es, pero no debe ser barata”, aventura un peatón tras preguntar varias cuestiones con respecto a la novedosa bicicleta. El presupuesto que maneja Bonopark para cada velocípedo es de entre 800 y 1.500 euros. Un coste que asume plenamente la empresa.

La partida anual que el Ayuntamiento destina a este servicio, incluida en el mismo lote que la distribución de vallas peatonales para actos en la vía pública, no ha variado con la propuesta electrificada y se mantiene, para ambos servicios, en 2.820.588 euros anuales. “Para evitar los robos, la bicicleta lleva incorporado un GPS y estamos barajando añadir un sistema de bloqueo que evitaría realizar movimientos con ella”, explica Miguel Vital. “Además, si la robasen llegaría un momento en el que no podrían utilizarla ya que la única manera de recargar la batería es con el sistema incluido en los puestos de anclaje”, continúa.

Con una autonomía de 18 horas, las bicicletas necesitan cargar las pilas para continuar rodando. Algo que realizarán por las noches. Como la empresa inauguró hace dos meses un sistema similar en San Sebastián, podrá afinar detalles antes de la inauguración de la bici pública madrileña, prevista para antes del 1 de mayo de 2014.Circulando con ella todo parecen ventajas: el peso no es excesivo, la asistencia al pedaleo, cómoda y suave, y la bicicleta gira cabezas allá por donde pasa.

¿Cuánto va a costar recorrer Madrid en esta aparente maravilla? El sistema tarifario, impuesto por el Ayuntamiento, es, sin duda, la parte más compleja del proyecto. Por un lado contempla su inclusión plena en la red de transporte público; es decir, las bicicletas podrán ser usadas por abonados y no abonados con variaciones en el precio. Si no se dispone de carné de socio, cada viaje costará dos euros.Con la acreditación todo cambia. La tarjeta tendrá un coste anual de 15 euros, si el mes que se adquiere se posee una tarjeta de Abono Transporte. En caso contrario será de 25 euros.

A pesar de ello, y a diferencia de la mayoría de sistemas públicos de alquiler, cada vez que se quiera usar el servicio hay que realizar un pago de 50 céntimos. “La tarifa por trayecto responde a la pretensión de captar usuarios de viajes mecanizados en lugar de a peatones. No queremos que la gente deje de caminar sino que valore el notable ahorro que ofrece la bicicleta con respecto a otros medios de transporte”, defiende el director Jiménez.

En líneas generales, el viaje en bici costará algo menos que la mitad del trayecto más barato en transporte público. Además, si la bicicleta se coge de una estación con exceso de velocípedos se descontarán 10 céntimos. Del mismo modo, si se realiza la entrega en una estación con déficit de bicis, se descontarán otros 10. De esta manera, el viaje puede salir a 30 céntimos.

“Este modelo tarifario, tan diferente al resto de sistemas, es la única pega que le veo”, confiesa Rafa Vidiella, periodista y director de la revista especializada Ciclosfera. “A pesar de ello, puede funcionar”, añade.Todo parece enfilado para que Madrid estrene el sistema de bicicleta pública más novedoso de Europa. Varias ciudades de orografía compleja, entre ellas Lyon y San Francisco, se han interesado por el modelo madrileño. Ahora solo falta darle un nombre. Tras descartar MyBici, antigua propuesta, en el Ayuntamiento están en plena lluvia de ideas. Una de ellas, jugar con el término Mad, loco en inglés. ¿Mad Bici, las locas bicis eléctricas de Madrid?


El Pais

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